El Parador de Toledo, ubicado en uno de los lugares más privilegiados de la ciudad, LOS CIGARRALES, ha renovado su Restaurante. Con la ciudad antigua de fondo y el río Tajo a sus pies se convierte simplemente en un MIRADOR de lujo desde un lugar exclusivo. Un lugar donde ya los romanos construían sus villas y donde más tarde la burguesía disfrutaba de sus residencias de recreo. Un secreto de las clases altas. La intención de este cambio consiste en crear un restaurante con identidad propia, un lugar de referencia tanto para los turistas que visitan Toledo, como para los propios residentes de la zona, un espacio donde poder disfrutar de un buen desayuno de lujo, una comida o cena con buenas vistas desde cualquier punto del restaurante. Se buscaba que fuera un espacio sofisticado y elegante pero que también ubicara a los comensales en el salón principal de una de esas grandes casonas de Los Cigarrales, es decir, en una casa de campo.

El concepto en el que está basado el proyecto tiene tres palabras claves y que lo definen todo. EL VERDE, LOS CIGARRALES y EL MIRADOR. EL VERDE que lo inunda todo y que nos rodea, el verde de las cigarras y el verde de los cipreses que salpican la zona con sus copas afiladas. Hemos seleccionado este color porque es naturaleza pura, y ésta, es una casa de campo.

Diferentes texturas, tonos y matices sirven de fondo en este proyecto. Está en las paredes y techos, pero también en las tapicerías, muebles y accesorios, aportando elegancia y transmitiendo sosiego. LOS CIGARRALES, el origen de la palabra proviene de la presencia de cigarras en la zona en los meses de verano, justamente la época de uso más habitual de estas residencias.

Y se convierte a este insecto en nuestro protagonista para que ningún comensal dude en ningún momento en que ciudad se encuentra. Decenas de pequeños cuadros con marco dorado nos muestran dibujos y acuarelas de este insecto de manera fina, clásica y elegante. Y no sólo eso, hasta la iluminación que complementa esta zona nos recuerda a estos pequeños insectos. No todo son las vistas.

Y por último EL MIRADOR, lo que da sentido a todo, lo que hace de este restaurante y de esta zona un lugar especial y privilegiado. Por lo tanto la intención siempre ha sido potenciarlo eliminando las cortinas para que nada pueda cortar la visión y la utilización de espejos, de muchos espejos, un juego de reflejos para que todo comensal pueda disfrutar de las vistas aunque no las tenga delante.

Toledo, 30 de octubre de 2017